Para poder hablar de Zaña nos tenemos que plantear la siguiente pregunta: ¿por dónde empezamos? Podríamos empezar enumerando el por qué de los españoles por fundarla, o cómo rápidamente se constituyó como una urbe, o quizá por qué para 1830 ya era casi una ciudad fantasma, o tal vez por qué existe un museo afroperuano que nos dice que la historia no puede repetirse.
Zaña, o también Sañap (proveniente de lengua muchic que significa “cruce de caminos”), se encuentra rumbo a los 500 años de fundación con incalculables hechos históricos para contar. Por eso, hemos escogido tres, de las incontables razones que hacen que los lambayecanos nos llenemos de orgullo cuando alguien nos pregunta por esta ciudad que todo el año nos recibe con sol: